Mañana sábado10de diciembre, se cumplen 63 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pese a ello, la intolerancia ideológica desde losavatares de la politiquería, continúa atentando contra uno de los mayoreslogros de la sociedad civilizada.
El acto se lorealizó en el palacio de Chaillot, en París, en 1948, con la aprobación de 48países, con 8 que se abstuvieron de votar y dos que no estuvieron presentes almomento de la votación. Esta Declaración está considerada como el mayor de loslogros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), porque reivindica al ser humano en su esencia,también porque se constituye en inspiración para los hombres y mujeresrespetuosos de todas las libertades.
Mucha gente queignora la importancia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en los regímenes deconvivencia, suele burlarse al momento de realizar algunos juicios de valor, otambién los rescata para colocarlos de acuerdo al momento político que vive consus respectivos intereses incluidos. No obstante su contenido enaltece a losprincipios de la democracia, censura a las restricciones, condena a loscrímenes de lesa humanidad, respalda a la libertad de expresarse, cuestiona lasdiscriminaciones y todo trato degradante e inhumano, alimenta la esperanza dehermandad entre los pueblos y fortalecea las Constituciones Políticas de muchos países.
George BernardShaw dijo. “El peor pecado contra las demás criaturas, no es el odio, sino laindiferencia: esa es la esencia de la inhumanidad”.
Pero esaindiferencia ha sido puesta en practica no sólo contra las otras criaturas,sino en contra de hombres y mujeres que en ocasiones han sido marginados (as) yhasta sacado de sus trabajos por el sólo hecho de no estar de acuerdo con losprocedimientos de sus jefes, el caso del chofer de la gobernación de Los Ríos,Bolívar Villagomez, es uno de tantos que nos sirven como ejemplo: claro, con eldisimulo de habérsele terminado el contrato de trabajo.
Aun existengrandes espacios donde la inhumanidad no sólo que es alimentada por laindiferencia, sino por la intolerancia ideológica, por los caprichos de quien oquienes se sienten omnipotentes al gozar de un efímero poder que en vez de volverlos sabios los ha vueltomediocres, caprichosos, vengativos y hasta con altas dosis de inhumanidad. Aesta gente ya no los inspira la Declaración Universal de los Derechos Humanos como en otros años, ahora sus inspiraciones son otras,se han vuelto en uno más de los tantos intolerantes que en su momentocombatieron.
Quienescontinuamos creyendo en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tenemos el deber decontinuar respaldándola, así evitaremos caer en el pecado de lainhumanidad.
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